lunes, 8 de noviembre de 2010


Nunca falla.
Noviembre y diciembre tienen una magia especial. Hace frío, llueve, el dichoso viento se pasa el día despeinándonos. Se hace de noche pronto, la temperatura baja y a veces hasta da miedo caminar por la calle.

Pero luego me doy cuenta de que en realidad eso no me importa. Es más, me gusta. No me gusta comparar con el verano porque nada tiene que ver. Es como cuando una hija pregunta a su madre si quiere más a ella o a su hermana. Son cosas que no se pueden responder.

Pero es verdad, me gusta que oscurezca a las seis de la tarde, me gusta caminar hacia casa y que la calle huela a leña mientras escucho música y ando despacio, a pesar de que lo normal sería ir deprisa.

También me gusta que siempre coincida con mis épocas mas tontas del año (y tontas en este caso quiere decir, sin ir más lejos, enamoradizas)
Pero porque acaba de empezar, es cuando se sienten las mariposillas en el estómago, cuando empiezas a encariñarte de manera tonta aunque a veces sientes que no va a llegar a ninguna parte y que como sigas por ese camino vas a acabar dolida de verdad.

Pero no importa. Son Noviembre y Diciembre. Y siempre nos podemos permitir algún caprichito, ¿verdad? =)