Astrea y el infortunio afortunado
Acuérdate de vivir
sábado, 31 de diciembre de 2011
Reflexiones de una recién 20 añera
viernes, 30 de diciembre de 2011
Feliz 2012
"Hay razones para creer en un mundo mejor, y no están en cocacola" |
jueves, 22 de diciembre de 2011
Adiós, corazón
Estoy en una especie de transición, que siempre he tenido muy claro que nació en marzo-abril. Incluso en aquella época me di cuenta de que estaba cambiando radicalmente.
Así que, como buena navideña que soy, tengo que hacer un balance de 2011. ¿Ha sido un año bueno o malo? Ha sido un año raro. Pero que muy raro. Empezó muy bien, una despedida digna del que fue, y no exagero si digo que creo que será, el mejor año de mi vida. Es difícil explicar cómo un año puede ser el mejor de tu vida pero lo sabes cuando miras atrás y no recuerdas ni un solo momento infeliz (o lo recuerdas, pero pasas olímpicamente).
Y.. volviendo al 2011. Primer año de universidad. El año de "las hostias", por decirlo vulgarmente. Esto pasa cuando estás acostumbrada a ser una cursi romántica con unos objetivos claros y sales del huevo y te chocas con la realidad. Esto pasa, cuando llevas toda la vida en un colegio, con la misma gente, con tu idea de "voy a salir y voy a estudiar una carrera, y ante todo que me guste".
Y de repente sales y empiezas a vivir, que si buscarte la vida, que si conocer gente nueva, que si enrollarte con chicos desastrosos. Que si viajar a cascoporro, que si conocer gente nueva, otra vez...
Y así todo se va llenando de buenos y malos recuerdos, sin olvidarse de la gran decepción con la universidad, por supuesto.
Así que bueno, después de unos muy malos meses de crisis existencial, de miedo a crecer, de "no saber qué hacer con mi vida" ... sigo sin encontrar mi camino, aunque hace poco encontré algo que me hace sonreír. Eso sí, estoy triste y ahogada. Por primera vez en mi vida, y sin tonterías de adolescente, creo que puedo decir que hace un tiempo ya que no soy feliz.
Pero como, aunque por fuera parezco más coitada de lo que soy, la mitad de mi corazón es optimista, cierro la entrada y el 2011 citando al gran Ismael Serrano, que siempre está ahí para mí y para recordarme que "me acuerde de vivir".
"Creerás que el tiempo pasa rápido, que el buen recuerdo puede doler, pero has venido a recordarnos que no es tan malo crecer".
Un beso a todas, y feliz navidad.
viernes, 14 de octubre de 2011
Las 5 estaciones
Yo tengo 5 estaciones.
La primavera empieza la primera semana de febrero y se acaba la tercera de mayo.
El verano, empieza la tercera semana de mayo y se acaba en la primera de septiembre.
El otoño empieza la primera semana de septiembre y se acaba a finales de noviembre.
El invierno bonito empieza la primera semana de diciembre y se acaba el día de mi cumpleaños.
El invierno feo empieza el día siguiente al día de mi cumpleaños y se acaba la primera semana de febrero.
La mejor. La mejor es la primavera, es súper bonita. Dicen que en primavera las hormonas se disparan (¿?) yo de eso ni idea, yo sólo sé que de repente te sientes súper optimista, porque los días se van haciendo cada vez más largos, y sales de casa, y miras alrededor y sonríes, incluso a quienes intentan hundirte, porque tienes tanta energía de repente que intenten lo que intenten no lo van a conseguir. Y vas por la calle y ves a la gente feliz porque el invierno se acaba, porque los niños pueden ir a jugar al parque sin helarse de frío, porque ya no da pereza ir al retiro a dar una vuelta, porque no hace ni frío ni calor. Eso sí que da gusto.
El verano me gusta, porque no hay nada que me guste más que ir a la playa, hace calor, y te relajas porque no tienes nada que hacer. Pero lo mejor de todo es pasar toodo ese tiempo libre con los amigos, por ejemplo, y retomar contacto con gente especial a la que no veías desde hacía un montón de tiempo. Y conocer a gente genial con la que compartes un montón de cosas, que luego se hacen un hueco enorme en el corazón.
... Luego llega el otoño, esa quizá sea un poquito peor. Siempre hay una estación un poquito peor entre buena y buena. Aquí se acaban las vacaciones, los días se empiezan a hacer más cortos y agobia más porque no terminas de acostumbrarte (a ver, después del pedazo verano que te has pegado...) empieza el curso, los exámenes, empiezas a salir menos habitualmente...
Te sientes un poco más sola. Te pones más ñoña, más tonta, más triste...
Pero después del otoño llega el invierno bonito. El invierno bonito es ese en el que la gente está contenta, porque es víspera de navidad, porque hay luces en la calle, porque la gente tiene tiempo otra vez para salir a dar una vuelta, para contarte qué tal le va. Hay vacaciones, y la gente sonríe sin ningún motivo, porque la felicidad se contagia. Hay un montón de fiestas, cenas, comidas, y cumpleaños. Mmm... creo que ésta es mi favorita. Incluso antes que la primavera (siempre he tenido esa duda). Además, es mi cumpleaños (eso da muchos puntos a favor).
Y sin duda alguna, la peor parte del año, es esa transición entre invierno y primavera, a la que yo llamo invierno feo. No hay absolutamente nada. Sólo exámenes, estrés, y cuestas de enero y enfados por todas partes.
Para lo único que sirve, en mi opinión, es para tener consciencia y disfrutar de lo absolutamente encantadoras que son el resto.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
En sí no me jode cuando éste o aquel (salvo que me haya gustado muchísimo) pasa de mí, porque en el fondo, no se puede sacar de donde no hay. Lo que me jode, es (y aquí volvemos al tema de ¿engañan o creen que sienten y se confunden?) cuando ha habido veces que de verdad ha parecido que el sentimiento era mutuo y de repente un día te encuentras que están ultra enamorados de otra chica que estaba después de ti, o que incluso conocieron después de ti. ¿Hola? Muy rápido te enamoras tú de la gente, me parece a mí. Y lo peor de todo, lo que más me mosquea, es que ese amor, es correspondido ¡NO, NO, NO! ¡No es justo! ¿Por qué él puede acabar con un final feliz y yo me tengo que quedar amargada viendo como una vez más se va todo a la mierda?
En definitiva, que es lo que me ha pasado siempre, y ya lo tenía claro. Es como una norma que se repite y se repite y tengo la sensación de que siempre me pasará y cada vez me baja más la moral. En fin. Me he dado cuenta porque sigo teniendo esa rabia cuando pienso en alguien con el que he estado, aunque haya sido muy fugazmente, y sabiendo que no siento nada por él, entrarme el mosqueo con la situación.
Pero bueno, por una vez creo que no voy a amargarme por el tema masculino, me va bien en la universidad, he conseguido un mini-currito, estoy motivada este año y con los amigos pues, parece que bien. Así que, que le den al género masculino, y si quiere venir alguien maravilloso que venga y se lo curre, que yo no me dejo engañar máaaas.
P.D: ¿Alguna comedia ñoña para recomendarme? :)
jueves, 18 de agosto de 2011
Puede ser
...que la respuesta sea no preguntarse por qué...
...¿Jueves? 18 de agosto de 2011. Esta historia me suena. Chica conoce a chico . Chica pasa de chico. Chico insiste en chica. Chica se empieza a pillar por chico. Chico desaparece repentinamente. Chica se queda destro... ¿destrozadada? No perdona. Esta vez, querido monstruo que se empeña en arruinar cualquier intento de relación amorosa que pueda tener, no te vas a salir con la tuya. Que por fin puedo decirlo. Que de los palos se aprende. Me voy a dejar de metáforas por una vez en mi blog intenso. Porque a mí me apetece. Porque llegan veces que una toca fondo y ya se cansa de tener que aguantar siempre lo mismo. Al final creo que me estoy volviendo dura porque el sufrimiento me dura cada vez menos. En el fondo, más que sufrir por "ellos", se convierte en una cosa conmigo misma. Me jode, porque tengo que aprender a no esperar de la gente. Y mira que no esperaba, pero al final me engañó y acabé esperando mucho de él. Como siempre. Soy una boba fácil de engañar. A mí lo que me da rabia es en lo que me voy a llegar a convertir como siga así. En una femme fatale de piedra. Qué mal. Porque a mí me gusta ser ñoña, y romántica, y escuchar música triste y comer helado como en las películas. Y sentarme a mirar una puesta de sol mientras reflexiono sobre mi triste vida amorosa. Y me parece que esa parte de mí poco a poco va muriendo. Pues qué injusto que no tenga derecho a echar lagrimitas por eso. Que ya que es lo único que me va mal en mi casi-perfecta vida (me gusta repetírmelo porque en realidad no tengo derecho a quejarme de nada) encima se me va a a acabar porque sólo sé rodearme de egoístas y de niñatos. ¡Viva el género masculino! Estoy muy enfadada.
PD: Siento haber vuelto 4 meses más tarde y con un cabreo monumental. :)
martes, 3 de mayo de 2011
Yo sé que a lo largo de mi vida he pasado muy malos ratos, y me atrevo a decir que cosas como por las que he pasado otras personas podrían haber caído en una depresión. Sé que soy muy joven y hablar de depresiones a mi edad suena "deprimente", pero también sé que no estoy diciendo ninguna tontería, y es que he conocido a gente que cuando me confesó pensamientos, modos de ver la vida o instintos de su pasado, me dejaron los ojos como platos y la garganta seca. Y sus vivencias no distaban mucho de las mías, todo hay que decirlo.
Pero lo que más me gusta de mí, es que hoy, un tres de mayo de 2011 miro al pasado y no puedo evitar sonreír. No recuerdo malos ratos. Y si los recuerdo pasan por mi mente de forma fugaz y lo único que me hace sentir nudos en el estómago y cosquilleos en el corazón son el recuerdo de los buenos momentos. Las sonrisas, los viajes, las grandes noches, las grandes tardes, los ratos con los amigos, e incluso recuerdos de amores que aquellos días me hacían llorar.
Por eso sé que aunque ahora lo esté pasando mal, llegará un día que todo pasará. Y un tres de mayo de 2012 podré mirar atrás y decir con seguridad que era feliz. Y sabré , con la misma seguridad, que lo voy a seguir siendo.
domingo, 1 de mayo de 2011
Y voy despacio, dando tiempo a que se acorte entre nosotros el espacio.
domingo, 24 de abril de 2011
Hoy pienso mucho en una de ellas que llegó fugazmente y se hizo un hueco muy grande en mi corazón hasta que las cosas se truncaron demasiado y no tuvimos otro remedio que dejarnos marchar el uno al otro.
Hoy echo de menos el día en que nos conocimos. Echo de menos aquella manera en que sin conocerme de nada y sólo por no estar 20 minutos en silencio incómodo empezó a contarme cosas de su vida, de sus amigos, de su familia.
La manera en que me decía "me has abandonado", o "te veo el próximo lunes, porque como ya no te sientas conmigo el resto de los días de la semana..."
El primer día que salimos juntos por la noche y delante de sus amigos me presentó como su "BFF de la Uni".
Las veces que le acompañaba de compras y nos pasábamos largos ratos de tienda en tienda, hablando, riendo como no me he reído con nadie, haciendo el tonto.
Cuando me decía que había pasado el rato más aburrido de su vida conmigo.
Cuando me hacía sus confesiones, y yo le hacía las mías.
Cuando madrugaba para acompañarme a la más mínima tontería y volvía a pasar otro de esos ratos tan aburridos de su vida conmigo.
Sus llamadas telefónicas, sus "te quiero".
Echo de menos incluso el día que empecé a enamorarme de él sin darme cuenta, la noche en que le tuve y la semana en que le perdí, y empecé a añorar todo lo que habíamos tenido y que alguien me arrebató sin miramientos.
Hoy recuerdo, pienso en él mas que nunca.
Y le echo terriblemente de menos.
viernes, 22 de abril de 2011
En este caso volvió. Fue un día, poco antes de irme de viaje, un viaje al que también iba una persona que en esos momentos era demasiado especial. Estaba en mi casa, era de noche y empecé a meterme música en el móvil. Entonces la escuché.
Parece ridículo pensar que una canción puede llegar a cambiar la vida de una persona. Al fin y al cabo, ¿qué es una canción? Pero a mí me la cambió. De repente pasó una ráfaga de imágenes y pensamientos por mi cabeza, y de repente lo vi todo más claro. Vi claro que bueno, me estaban saliendo mal las cosas, pero no tenía que hundirme. Vi claro que se acabó el sufrir, que si tenía que ser sería, y si no, pues nunca sería. Y que eso no podía afectarme, porque yo era una persona feliz con una vida casi perfecta. Por una simple canción.
He podido llegar a sentirme identificada con muchas canciones, llorar con ellas, bailar con ellas. De algunas me aburrí al poco tiempo, otras siguen acompañándome hoy en día. Pero nunca, nunca jamás ninguna canción había hecho sacar una fuerza tan intensa y tan extraña de mí. Como si me empujara, como si estuviera siempre a mi lado diciéndome "Vive, vive, vive y sé feliz".