sábado, 10 de abril de 2010


A menudo me encantaría volver atrás en el tiempo; y cambiar un pequeño detalle, tan pequeño, tan pequeño, que hubiera cambiado todo el presente.
A menudo me siento más pequeña de lo que soy.
A menudo cuando quiero llorar, no me salen las lágrimas, y cuando no quiero, salen a borbotones.
A menudo quisiera ser otra persona.
A menudo pienso que si me hubiera comportado como otra persona, ahora sería más feliz.
A menudo me maldigo por ser tan estúpida.
A menudo intento cambiar, sin conseguirlo.
A menudo pienso en dejarlo todo seguir su camino, aunque me perjudique.
A menudo pienso en abandonar...
Y a menudo, abandono.



Ahora sopla el viento,
cuando el mar quedó lejos hace tiempo

jueves, 8 de abril de 2010


Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: La muerte.

Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquellos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente: estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse.

Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya.


La familia de Pascual Duarte