martes, 12 de abril de 2011

Creo que estos días atrás han sido los días. Sí.
Han sido los días de darse cuenta de que no merece la pena sufrir por alguien que por sí mismo no merece la pena.
Alguien que se porta mal, que va pregonando a los cuatro vientos cosas que sabe que en estos momentos me va a doler como ninguna otra.

Han sido los días de darse cuenta de que la vida sólo se vive una vez. Que si otra persona quiere hacerme daño, yo no me voy a dejar. Que si simplemente me hace daño porque (como diría en mi día a día) pasa bastamente de mi culo y no se da cuenta, tampoco me voy a dejar.

Han sido los días de darse cuenta de que hay que sonreír, disfrutar de los amigos, el sol, las risas, y esas pequeñas cosas que hacen que quiera seguir viviendo y cada día más.

Han sido los días de mandar a "ese sitio", de borrón y cuenta nueva; los días de decidir, que si quieres algo vas a venir , porque no me pienso arrastrar ni un segundo más.

Y hoy... sí, hoy ha sido el día de asumir que puede que ese momento puede llegar mañana. Puede llegar dentro de seis meses. Puede no llegar nunca. Pero una cosa tengo muy clara: No estaré esperando.
Es el mejor momento; sentir, cambiar de nombre tantas cosas, y olvidar algunas caras en el cementerio del pasado.

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