sábado, 21 de febrero de 2009

Al borde del acantilado





El otro día estuve reflexionando todo lo que había pasado. Y en todos los cambios que se han producido entre un año, apenas unos meses, y ahora.
No sé qué fue mejor. Pero sé que hubo un día que alcancé el grado máximo de felicidad posible. No sé por qué, no tiene ni pies ni cabeza que además fuera ese día, tan tonto.

Y me paré a pensar. Cosas que pasaron, que salieron bien. Cosas que nunca tenían que haber pasado, cosas que quería que pasaran y ahora me alegro de que no fuera así.

Y ahora sólo sentir un nudo en el estómago que siempre está dando vueltas, como en una lavadora, la de querer hacer algo, quererlo intentar y no querer. Y no poder.
Y entonces... ¿qué?



Cómo hablar, si cada parte de mi mente es tuya y si no encuentro la palabra exacta, cómo hablar. Cómo decirte que me has ganado poquito a poco tú que llegaste por casualidad, Como hablar...



No hay comentarios:

Publicar un comentario